martes, 19 de mayo de 2009

El amor y la imagen frágil de uno mismo...


Los psicólogos y lingüistas afirman que antes que una persona llegue a la adultez, escucha mas de quince mil palabras negativas como "estúpido", "idiota", "pesado", "imbécil", "odioso" dirigidas a ella. Quince mil declaraciones de nuestra propia ineficacia durante un período de alrededor de diecisiete años pueden dejar sus secuelas, inclusive entre los más seguros y confiados. No es sorprendente que muchos pasen la vida luchando contra el sentimiento de inferioridad.

El hecho de saber que las palabras no lo son todo, que no somos una montaña de faltas y defectos, que lo que piensan los demás puede ser el resultado de la ignorancia, nos servirá para guiarnos por el camino para poder crear una vision mas sana y realista de nosotros mismos, gracias a la cual el amor se verá beneficiado.


Leo Buscaglia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El perdon empieza donde termina la culpa...

El otro dia observe a dos niños que discutian sobre cosas insignificantes, como generelmente lo hacemos. El dialogo era mas o menos el siguiente:
- Eres un estupido!
- No tan estupido como tu!
- Ah... ¿si? eso es lo que crees.
Despues de terminar la discusion, siguieron caminos separados. Cuando regrese a lugar no mas de diez minutos mas tarde, estaban jugando juntos otra vez y se habian olvidado de todo. Nada de reproches, ni egos heridos, ni culpas, ni rastros del pasado. Ya habia terminado todo, fue simplemente un intercambio breve y honesto de enojos, seguido de un tiempo para enfriarse, que inclusive fue mas corto, y ya habian olvidado todo.
Sin duda, los niños perdonan mucho mas que los adultos. En algun momento del proceso de crecimiento nos convertimos en expertos en guardar rencores, acunar egos fragiles y no perdonar. Desarrollamos recuerdos filosos como una navaja de errrores del pasado y lo vamos acumulando para luego utilizarlos como municiones. Nos convertimos en discutidores habilidosos con un sentido inconmovible de lo que esta bien. Nos proponemos ganar cada batalla y, si no lo hacemos, comenzamos de inmediato a preparar la venganza.
El perdon solo llega cuando podemos identificarnos con los demas y admitir nuestra propia imperfeccion y la misma capacidad para hacer el mal.

Leo Buscaglia.